martes, 15 de noviembre de 2011

A la par

"Nada, ni siquiera Dios, es más grande para uno que lo que uno mismo es.
Y quien camina una cuadra sin amar al prójimo, camina amortajado hacia su propio funeral."


A quién me dio las piernas, pero jamás me indicaría la dirección. A quién le debo la vida, y muchas veces le reclamé la muerte. A quién solamente amo.
Tu otra mitad. Te considero de tanto talento...que siempre te digo que si algún día tuviera una mínima parte de tu talento, vivirías en mi.
Solíamos saber que era disfrutar de la tardes bajo el sol, con absolutamente nada en la cabeza, y aún así, con la certeza de que siempre hay algo más... Tantos pensamientos que aún no tienen coherencia, sentido. Algunos ni siquiera son míos, sin embargo es como si siempre hubieran estado en mi cabeza.
Cuando te veo así, yéndote como un destello de luz, así me parece que somos. Un destello momentáneo, pero con la seguridad de pretendernos eternos. No existe mejor lugar que aquel donde las articulaciones se sienten a desarmar. Un lugar así, que te haga temblar al piernas al entrar, es un lugar que debiera costarte abandonar. 
No temer a que alguien te importe, pero no te aferres, no te adueñes ni poseas, pues nada es seguro. Seguro es que nada durará. 

jueves, 10 de noviembre de 2011

Desea Ser Fuerte Sin Nadie Alrededor

No creo que nos hayamos alejado, porque nunca estuvimos realmente cerca.
En ciertos momentos, sugiero huir, antes que sentir. Lo aplico a mí.

Es lo que habitualmente se hace, "hacerse para adentro". No esta mal,  mientras no se prolongue por meses o años...sin embargo todos necesitan un tiempo para estar consigo mismos, no para cambiar de un momento a otro, sino simplemente para saber dónde se encuentra uno mismo en la vida, ¿o en la existencia?.
 No esta mal hacerlo todos los días, podríamos llamarlo 'la reflexión del día'. Poner en ejercicio el pensamiento: activar esa cosa gris con grietas que ya hace mucho debería haber reventado...

Recorre las calles oscuras de tu mente. Debés ser capaz de ello. Sin embargo, no sólo significa que los demás te tilden de egoísta, significa saber cómo manejar ciertas situaciones. Ser consciente de cuáles son los propios límites, valores y cuánto se esta dispuesto a sacrificar para hacerlos respetar no esta mal, no es ser aburrido, ni gil.
No esta mal. Se entiende.

Entonces, quién puede creer a todos quienes usan la ropa como un disfraz que no camufla  más que la inmensa soledad que los asola. Considero mil veces más confiables unos labios sinceros que algunas señales calculadoras que pretenden ser implícitas.
Usa las ropas comunes y desnudate ante quien lo merezca. Usa las ropas comunes mientras te convertís en un imán para los demás porque tu valor se revela sin ello que llevas puesto. Tu valor es lo que sos cuando te desarmas, cuando no existe absolutamente nadie en quien pensar en ese momento. No existe nadie más si no aprendes a caerte, levantarte y seguir.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

tus Pies, Lejanos ya







Parecía que la inercia del tiempo la mantenía estancada allí, paralizada.
Sin embargo, lo ruda que fue sencillamente se transformó en su mejor arma para enfrentarse a si misma. Se arrastró hasta la silla en el último rincón de su ser, se obligó a sentarse allí, se encadenó a esas patas y dejo que se encendiera una luz blanca, profunda, penetrante. Esa luz la iluminó durante noches, sólo transcurrieron noches. Los días eran momentos de razón y sinceridad, que en realidad se convertían en un respiro, fue la fuerza para seguir hurgando dentro de si.
Le llevó bastante tiempo dejar de mentirse y empezar a aceptarse defectuosa, mortal, infeliz, mentirosa y perfectamente idiota por desperdiciar tanto tiempo creyendo que alguien más podría arreglar el desastre que ella misma dejó hacer, ayudó a hacer y se encargó de mantener...
Y al final, pero no el final de finales, llegó a la certeza de que existir no es suficiente, vivir tampoco.
Enfrentarse verdaderamente a la tempestad es querer enfrentarla aún aceptando la condición de mortalidad. Vivir no es ser feliz, enamorarse o que el horizonte sea alguien más, no. Vivir es saberse próximamente efímero, y aún esclavizados a esa cláusula, querer seguir hasta estrellarse contra el invierno, contra su frío viento. Sin embargo, en ese lugar frío, llámese sociedad, mundo o el propio cuerpo, sólo la razón y el sentimiento autentico son las fuerzas para seguir.