viernes, 22 de junio de 2012

Sufrilo, razonalo y seguí


"-El que se desprecia a sí mismo trata de incrementar su estima en aventuras sexuales, cosa que no tiene sentido porque el sexo no es causa, sino efecto y expresión del sentido que cada cual tiene de su propio valor.
-Explíquese mejor.
-Aquellos que piensan que la riqueza procede de recursos materiales y esta desprovista de raíz o significado intelectual, son los mismos que creen, por la misma razón, que el sexo es una condición física, capaz de funcionar independientemente de la mente, elección o código de valores. Suponer que el cuerpo crea un deseo y efectúa una elección equivale a creer que el hierro se transformaría en rieles por voluntad propia. El amor es ciego, dicen; el sexo nada tiene que ver con el cerebro y se burla del poder de los filósofos. Sin embargo, la elección sexual de un hombre es la suma y resultado de sus convicciones fundamentales. Dígame lo que un hombre encuentra sexualmente atractivo y le revelaré toda su filosofía de vida. Muéstreme a la mujer con la que se acuesta y deduciré su valoración de sí mismo. Sin que importe lo que le hayan dicho acerca de la virtud del altruismo, el sexo es el acto más egoísta de todos, un acto que no se puede realizar por un motivo que no sea el propio placer. Imagínese pensar el sexo con un espíritu de abnegación y caridad. Se trata de algo que no puede efectuarse en actitud de abatimiento, sino de exaltación del propio ser; sólo dentro de la confianza de sentirse deseado y de ser digno de tal deseo. Es un acto que obliga al hombre a mostrarse con el espíritu desnudo, igual que el cuerpo, a aceptar el verdadero ego como su propia escala de valores. Cada cual se sentirá atraído por la mujer que refleje la más profunda visión de sí mismo; la mujer cuya adoración le permita experimentar, o fingir, un sentimiento de autoestima. Quien se sienta orgullosamente seguro de su propio valor deseará a la mujer de carácter más elevado que pueda hallar, a la mujer que admira, a la más fuerte y difícil de conquistar, porque sólo la posesión de una heroína le dará un sentido de plenitud muy distinto de la posesión de una prostituta descerebrada.
No busca conseguir un valor, sino expresarlo. No existe conflictos entre los valores de su mente y los deseos de su cuerpo. El hombre convencido de su inutilidad se arrastrará rendido hacia la mujer a quién desprecia, porque ésta refleja su propio ser secreto, lo libra de esa realidad objetiva en la que es un fraude y le presta la ilusión momentánea de su propio valor y una fugaz escapatoria del código moral que lo condena. Observe el horrible conflicto que muchos hombres provocan en su vida sexual y observe también la maraña de contradicciones que esgrimen como filosofía moral; una cosa deriva de la otra. El amor es expresión de nuestros valores más altos, y no puede ser otra cosa. Si un hombre corrompe sus valores y su visión de la existencia, si declara que el amor no es goce personal sino renunciamiento; que la virtud no es un orgullo, sino una pena, un dolor, una vulnerabilidad o un sacrificio, que el amor más noble no nace de la admiración, sino de la compasión, no como respuesta a valores, sino a defectos, ese hombre se habrá partido a sí mismo en dos. Su cuerpo no lo obedecerá, no responderá, será impotente con la mujer a  la que dice amar y eso lo impulsará hacia la clase más baja de prostituta que pueda encontrar. Su cuerpo seguirá siempre la lógica fundamental de sus más profundas convicciones. Si cree que los defectos, son valores, habrá condenado su existencia como malvada y sólo lo atraerá el mal. Se habrá condenado a sí mismo y sentirá que la depravación es lo único que puede disfrutar. Habrá igualado la virtud con el dolor y creerá que el vicio es el único reino de placer. Luego gritará que su cuerpo tiene deseos viciosos que su mente es incapaz de dominar, que el sexo es pecado, que el verdadero amor es una emoción pura del espíritu."
A. Rand


Existen diferentes perspectivas sobre el sexo y el amor. Lo que permanece claro y constante es que ambos son distintas expresiones de los valores más altos que un ser humano puede tener. El sexo jamás puede ser disfrutado si no existe el deseo recíproco de llegar a ese momento donde simplemente la mente es puesta a un lado y sólo son los cuerpos los que mandan. Por supuesto, no existe un amor único y perpetuo, se sienten distintas clases de amor en los diferentes momentos de la vida. Una persona no puede amar de la misma manera durante toda su existencia, por una sencilla razón: las circunstancias, las decisiones, el azar, las personas, las relaciones, el tiempo, la experiencia cambian al ser humano. Por más miserable que el individuo se sienta, no quiere ni ama de la misma manera a todas las personas. Seguramente sentirá un desprecio muy profundo hacia cada forma de vida, y ésa es otra manera de la valorar lo que nos rodea.
No se trata de una transformación de la noche a la mañana, sino que es un proceso y es natural dejar de querer si se esta en otra etapa de la vida. Por eso, es necesario disfrutar del momento sin calcular lo que mañana podrá ser, aunque es fácil escribirlo y no tan sencillo de practicar en un mundo cargado de prejuicio. En parte cada cual lleva consigo el juicio previo, algunos lo reconocen y otros no, sin embargo lo que realmente vale es buscar las razones simples a las cuestiones que parecen intrincadas. Puede sonar bastante tonto, en verdad es tontamente simple: existen simples razones y ese hecho desquicia.
No hay motivo que valga más para las personas que encontrarse porque simplemente se caen bien. Existe algo que hace que suceda de esa manera y no de otra; puede ser una mirada, un gesto, decir una frase, o incluso algo más superficial como la manera de vestirse. Existe la mínima, sino nula, cantidad de prejuicio justo en esa situación. Lo importante es que nadie debería privarse de lo que le hace bien. Cada uno, indagando con un poco de honestidad en su interior, puede sentir aquello que indica que se recorre un buen camino o escuchar las sirenas del caos.
En cada etapa puede marcarse un comienzo, pero su fin se degrada hasta empezar algo nuevo. Quizás una etapa dure poco tiempo, o muchos años...sin embargo es necesario recordar  que incluso el caos es un orden distinto por descifrar, entonces la respuesta más simple la traerá el tiempo. Seguramente será la inesperada. Darse tiempo para pensar es preciso en ciertos momentos, y una de las tareas más dificultosas también. No obstante, lo que el tiempo se lleva no lo trae devuelta, al menos no en el estado que estaba en primer lugar, por eso mismo no te pierdas pensando. Sufri lo que debas sólo por el tiempo que sea necesario, dale pensamientos a esas ideas que no te dejan dormir por el período indispensable. Pero no olvides que el tiempo no para, no corre, no te pasa por encima -a menos que sea tu decisión- y ciertamente no se convierte en tu enemigo; al final, la mayor satisfacción es aprender y seguir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario