domingo, 1 de mayo de 2011

Sabías más ayer que hoy

Eso es lo que tiene andar en la vida, uno finalmente puede apreciar que la ignorancia de ayer es lo que hoy cuesta dejar. Con un poco de honesta autocrítica y usando un sentido un poco retorcido de algunas palabras, a falta de no poder encontrar las correctas que expresen lo que pienso, podría asegurar que hasta extraño la ignorancia de ayer.
Pero no, lo que hace extrañar es ese maldito sentimiento de la rutina: el no movimiento de la mente (¡sólo de la mente!) entre lo que nos rodea, termina atándonos a lo efímero que momentáneamente hoy esta a la vista.
¿Y que más no permite cambiar? ¿El sueldo fijo de ese trabajo que no te gusta, ni siquiera te interesa hacer? ¿La seguridad aparentemente reconfortante de la monotonia luego de haber conseguido ese trabajo que te da ese suelo fijo...? ¿Los seres queridos? ¿Los mismos seres queridos que quieren verte feliz pero parecen desaprobar la simple idea de CAMBIAR algo en la vida?

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