miércoles, 12 de octubre de 2011

es Crecer

"He estado intentando convencerme de que abandonar a alguien no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar doloroso, pero no tiene porque ser una tragedia, si uno no dejara nunca a nada o a nadie, no tendría espacio para lo nuevo.
Evolucionar constituye una infidelidad a los demás, al pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo...Cada día debería tener al menos una infidelidad esencial, una traición necesaria: se trataría de un acto optimista, esperanzador, garantizaría la fe en el futuro. Una afirmación de que las cosas no sólo pueden ser distintas, sino mejores."


Una frase que esta en lo más profundo de mi mente desde hace meses, que desde que la escuche fue imposible olvidarla y no hubo otra alternativa más volverla mía. Cada oración es un eslabón necesario que te lleva a resignarte al hecho de que todo pasa, y que esta perfecto que así sea.


Hay demasiado en juego a cada momento como para tomar un sólo lado de la apuesta. Pero de ninguna manera ello significa que la indecisión es la postura correcta. Muchas veces, la realidad que creemos compartir grita en silencio que no es una misma, y por supuesto mucho menos única. Por eso mismo es necesario que existan personas con la lucidez necesaria, que sean capaces de captar la esencia de ese momento y no temer a juzgar. Es absurdo pensar que se puede andar por la vida en alguna clase de impostura que te haga quedar bien con Dios y con el Diablo. Al contrario, al elegir un camino se rechazan miles de otros rumbos posibles.
En ese punto, en el de elegir, es donde el resto del mundo carece de importancia y todos son un accesorio que hasta obstruyen...pero la decisión trae no sólo riesgo, incluye el deber de confiar para elegir, para rechazar lo otro, para tomar una decisión. Es que ese es el punto, decidir es comprometerse con alguna clase de creencia. La mejor creencia, no es un sentido religioso, es aquella que se siente por uno mismo.
No se disputa aquí el autoestima, las inclinaciones culturales, ni ningún otro factor que pueda dispersar; sino la afirmación de que antes que nada el hecho de creer en el juicio propio es necesariamente el punto de origen y partida para tomar cualquier decisión.
La soledad, la soledad parece ser el segundo componente -adosado- para llegar al punto de la elección.
Una vez más, la soledad no se presenta como un sentimiento trágico, antisocial ni mucho menos soberbio. En realidad, a falta de una palabra más adecuada, la soledad es esa frontera entre el resto y uno mismo: constituye a la vez un espacio propio, donde en la intimidad cada cual puede estar, ser, pensar y encontrar la manera de reacomodar las propias estructuras para luego revelarse más crecido, más adulto... en realidad, aparentar ser más fuerte.
Todas las corrientes políticas, las religiones y los movimientos vienen a prometer más o menos lo mismo: libertad a costa del otro que no es igual a uno. Aún diciéndolo tan bruscamente, en esa frase hay por lo menos tres conceptos ambiguos: "libertad", "costa del otro" e "igual". En realidad dichos conceptos contribuyen a que las inclinaciones sigan en pie, sigan siendo referentes. Sin embargo, no existen mayores motivos para creer en otro más que la falta de confianza y seguridad en uno mismo, plantea el liberalismo. Aunque, en realidad, no es concebible la historia sin el mínimo margen de rituales paganos.
Precisamente, la función de las religiones/cultos y cualquier tipo de manifestación que deposite en un alter las veces de fuente de sabiduría, prosperidad y longevidad, constituye otro espacio donde cada uno puede hallarse en felicidad.
Por lo tanto, existen para cada uno dos espacios que deberían permanecer lo más diferenciados posible uno del otro: el intimo, el más personal y el que debería surgir por elección cuando nos desarrollamos en sociedad. El hecho de formular una oración en potencial y "deber ser" no indica más que una posición, un pensamiento utópico,mejor dicho.
De ninguna manera la felicidad es utópica, de hecho, ese pensamiento es muy conveniente. Pensar que la felicidad se encuentra "allá donde podés conseguir esto o aquello" no es la respuesta certera. Esos conceptos son trabas que se están aferradas al suelo y cuya misión es impedir continuar, seguir. La felicidad no es irrealizable, pero no es cosa de tontos tampoco. Es preciso dejar de lado todos los conceptos clásicos sobre la felicidad y aceptar el desafío de estar en felicidad, de lo contrario no queda más que la trágica, patética y lastimosa soledad en compañía.
"No hay camino, se hace camino al andar". Por supuesto, justo cuando se piensa que no hay nada que pueda disturbar el momento que se vive, pasa algo...se vuelve a trazar un camino.

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