domingo, 9 de octubre de 2011

PERDEDOR, GANADOR

La seducción resulta más interesante que el sexo en sí. En realidad, se continúan pero son incomparables: no tienen en común mas que el hecho que involucran a las mismas personas.
Pero ¿cuales son esos sentimientos que te hacen elegir, y corresponder, con otro? Las miradas, esas malditas miradas que poco pueden ocultar cuando el deseo se interpone y logra hacerte revelar lo mas animal, lo mas bajo y sexual. Miedo quizás, cuando el otro tiene un supuesto igual, una pareja, un alguien que es capaz de saciar todas sus necesidades mas urgentes, y hasta las humanas. Existe un otro que hace que lucha sea aun más interesante, mas larga, que valga aun mucho más...eso otro que tiene a alguien mas pero que eso lo convierte en mas deseable aún. Puede ser la respuesta sencilla también, el amor. 
Se construye, se siente, nace, crece, crece, crece y de repente no deja más que canciones mediocres, películas olvidables y tardes en charlas inútiles.Todo en nombre del amor que fue y que al final, se duda de que realmente haya existido.
Pero el camino es mucho más interesante que la parada final, que puede cambiar de acuerdo al camino que se tome. La atracción a dejar de tocar tierra firme eventualmente se tiene que apoderar de vos y hacerte volar. No es necesario que te drogues, te fumes o te pases de alcohol, solo se necesita valor. Pero cuidado, no depositemos en el amor la sensación incomparable de volar, no le concedamos tan fácilmente ese honor, y entonces, que tu cabeza no se quede vacía si no podes pensar en otra cosa que no sea ese que no te corresponde. La vida se trata de mucho más que de un otro. La vida se trata de muchos otros.
Amantes, gente soltera-solitaria que se quiere, jóvenes que se desean, un montón de boludeces cursis que funcionan a la perfección para armar y dejar que la maravillosa estructura comercial sea capaz de desarrollarse y mientras tanto, vos consumís.


Es que lo más decepcionante es que si decidís no jugar con sus reglas al principio te quedas simplemente en el vacío  desilusionado de uno mismo por haber creído que la felicidad reside en alguien más. Suena demasiado monótono, pero la sutileza es la mejor arma contra el ser humano. Así es como funciona: balada de acá, melódico de allá y de repente, sin previo aviso, ya existe una manada de descerebrados que piensa que un mensaje de texto les va a cambiar de vida.
Vida, que pueden saber ellos de la vida real, no de esa porquería fantasiosa de Yout***, y aquellas otras huevadas más que no hacen más que seguir atrofiando su cerebro de plastinila. 

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